En 1879, el periodista alemán Wilhelm Marr originó el termino antisemitismo, denotando el odio a los judíos, y a varias tendencias políticas liberales, cosmopolitas u internacionales corrientes en los siglos XVIII y XIX y frecuentemente asociadas con los judíos. Estas tendencias incluían la igualdad de derechos civiles, la democracia constitucional, libre cambio, socialismo, capitalismo financiero, y pacifismo. El odio a los judíos, sin embargo, precedió a la época moderna. Entre las más comunes manifestaciones de antisemitismo a través las épocas estuvieron los pogroms (ataques contra judíos por las poblaciones locales, frecuentemente animados por las autoridades). Pogroms eran a menudo incitados por rumores que los judíos usaban la sangre de los niños cristianos para propósitos rituales.
En la época moderna, el antisemitismo desarrolló una dimensión política. En el último tercio del siglo XIX, partidos políticos antisemitas se formaron en Alemania, Francia y Austria. Publicaciones como Protocolos de los Ancianos de Sión generaron o ayudaron teorías de una conspiración internacional judía. Un componente importante del antisemitismo político era el nacionalismo, cuyos adheridos a menudo denunciaban falsamente a judíos como ciudadanos desleales.
El “movimiento voelkisch” xenófobo del siglo XIX -- compuesto de filósofos, eruditos, y artistas alemanes que veían el espíritu judío como ajeno a la cultura alemana -- formó la noción del judío como “no alemán”. Teóricos de antropología racial daban apoyo científico falso. El partido nazi, fundado en 1919 y guiado por Adolf Hitler, dio una expresión política a las teorías del racismo. En parte, el partido nazi ganó popularidad con la diseminación de propaganda anti-judía. Millones compraron el libro de Hitler, Mein Kampf (Mi lucha), que pidió la eliminación de los judíos de Alemania.
Con la subida al poder de los nazis en 1933, el partido ordenó boicots anti-judíos, organizó quemas de libros, y promulgó legislación anti-judía. En 1935, las Leyes de Nuremburg definieron los judíos por sangre y ordenaron la separación total de los “arios” y “no arios”. El 9 de noviembre de 1938, los nazis destrozaron sinagogas y las vidrieras de negocios de judíos por toda Alemania y Austria (Kristallnacht). Este evento marcó una transición a la época de destrucción, en la cual, dentro de la estructura de la Segunda Guerra Mundial, el genocidio sería el único foco del antisemitismo nazi.
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